Soy Aníbal, el Sheldon de turno de mi grupo de amigos, porque me encanta entrometerme en cualquier asunto, soy pocas veces políticamente correcto, con pocas social skills, la verdad, y, además, tengo una curiosidad que ni yo mismo me aguanto.
Soy abogado de empresa, ¡porque la abogacía es una carrera de emociones fuertes! También, soy profesor universitario, ¡porque..., la neta, neta, es que me encanta tener una audiencia atenta que piense que asuma como verdad sabida que soy un genio! Y, además, para acabar de engrosar mi ya henchido ego, estoy haciendo un doctorado en derecho, ¡porque si no puedes saberlo todo de todo, puedes saberlo todo de algo, ¿no?! Y más cuando tú lo inventaste o descubriste...
Creo fervientemente en el cultivo de las virtudes, ¡porque quién necesita vicios cuando puedes tener virtudes y parecer un santo! Y también creo en el trabajo colaborativo, ¡ siempre es mejor tener a alguien más a quien culpar cuando las cosas salen mal! Y sí, soy consciente de mi deuda con la sociedad, la empresa, la universidad, la familia y conmigo mismo, y como ven, siempre tratando de encubrir mi vanidad con frases grandilocuentes como ésta. ¡Gracias por venir a mi tribuna! Ahora, siéntense y escuchen...
Finalmente, ya que han advertido que soy o, al menos, pretendo ser una persona divertida, les invito a pasar una tarde conmigo, leyendo mis tonterías, que ya para algo les servirán. Fuera de broma... creo que les servirán bastante, considerando como está el mundo... jajaja
Vengan y crucemos los alpes juntos... que si bien, con tanta tarea que nos dejó el profesor, no perdí un ojo como mi predecesor en el camino, pero casi pierdo la cabeza...
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